Lo dio vuelta (y vuelta)

La Sinfónica ganó en un horno. Literalmente. Con una temperatura que rozó casi los 40º de sensación térmica, La Sinfónica volvió al ruedo después de casi dos meses sin aparecer en las canchas. Y lo hizo de gran manera. Dio vuelta un partido que lo había arrancado ganando y cocinó un triunfo que necesitaba. El rival era difícil. Hace un año que Mandarina Mecánica es un rival para temer, e incluso La Sinfónica hasta ahora, nunca le había podido ganar. El clima era insoportable cerca de las 13.50 cuando el partido comenzaba. Pero 13.51 aparecieron las primeras sonrisas cuando Guillermo Casal convirtió el primero. Si, al minuto de juego, Casal aprovechó una avivada de Emilio Lúquez que robó una pelota en el fondo de los de naranja y lo dejó sólo a Wallace que sólo la tuvo que empujar al 1-0. A partir de allí fue todo parejo. Mandarina lo pudo empatar, pero La Sinfónica también pudo estirar la ventaja en un par de situaciones en los pies de un enchufado Emilio Lúquez y de Federico Canteli, que volvía tras su lesión en el hombro que lo tuvo a mal traer en el campeonato pasado. A los 20' llegó el empate de Mandarina Mecánica, tras un descuido en el fondo celeste, donde el delantero rival apareció sólo y de cabeza, marcó el empate transitorio. Transitorio porque Mandarina encontró el segundo de tiro libre, tras un zapatazo inatajable de su arquero. Golazo del rival y 1-2. En diez minutos, parecía que la historia de seis meses atrás se repetía: otra vez le daban vuelta un partido a La Sinfónica. Y así se fue el primer tiempo. Con piernas cansadas y ánimos caídos por el resultado adverso.

En el segundo, la actitud fue otra, y por ende, la historia también. A los cinco, fue el momento de los regresos: no sólo La Sinfónica volvía al partido, sino que el goleador Canteli volvía encontrarse con el gol, tras un mano a mano en el que definió bien por debajo del cuerpo del arquero para poner el 2-2. Desahogo para el delantero de Belgrano, que después de lesiones y de rumores de operaciones, volvía a encontrarse con su mejor amigo: el gol. Tras ese empate apareció lo mejor del equipo. Mucho toque, buena distribución y por sobre todo mucho volumen de juego. Con la pelota al piso y siempre con uno de celeste libre para recibir. Un Juan Martín Anziano que fue un león en el medio luchando contra el calor y contra los volantes rivales, un March firme en defensa, un Vaccaro que se mostró siempre como opción y un juvenil arquero que las que tuvo, las sacó. Tras los cambios, La Sinfónica buscó mantener el ritmo, pero el calor lo hizo imposible. Ya con las piernas cansadas en ambos conjuntos, fue La Sinfónica quien tuvo más resto, o el necesario como para que a cinco del final, Casal robe una pelota en el medio, y Anziano, tras centro de Canteli, aparezca como nueve para sellar el 3-2 final y darle la primera victoria del año a La Sinfónica. Más tarde, Canteli tuvo el cuarto gol en sus pies, pero el arquero rival se quedó con las ganas del delantero. No hubo más. La Sinfónica logró un esperanzador triunfo que sirvió para convencerse de que está para mucho más y de que depende sólo de ellos, los jugadores. Obviamente habrán cosas para mejorar, pero comenzar ganando siempre es importante sobre todo para el ánimo de un plantel que vive entre rumores... Lo pedíamos el viernes: que en el día de San Valentín La Sinfónica nos vuelva a enamorar. No sólo lo consiguió sino que además nos prometió cambiar.

La Sinfónica 3 vs. Mandarina Mecánica 2: el partido en números


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