La última función

¡Qué regalo! Canteli recibe de Arusa su último pantalón, minutos después del retiro.

Carismático, simpaticón, apasionado, y a veces hasta inentendible, no queda dudas que Oscar Arusa es todo un personaje. Con una vozarrón particular, este arquero gigante de alma pero no de estatura, se sabe ganar en poco tiempo y a base de un carácter especial, el cariño de propios y extraños, dejando vacíos difíciles de llenar. No será fácil ocupar su lugar, pues 'Osket', abandonó el fútbol amateur tras más de quince años de trayectoria y luego de la gran victoria de La Sinfónica frente a Volando Deluxe el último sábado. Como su personalidad, llegó de manera extraña, atajando en el primer partido oficial del club, abandonando al poco tiempo para dedicarse a la dirección técnica del Colegio La Salle. Tras el ascenso del celeste en 2009, llegó a principios de 2010 en el primer torneo de La Sinfónica en la máxima categoría haciéndose cargo de la dirección técnica del equipo, obteniendo el 10mo lugar y salvándose del descenso en el partido de promoción frente a Brigada Z, con aquel recordado gol de Herrera sobre la hora. Tras ese torneo, Arusa volvió a retirarse del club para volver a dedicarse de manera exclusiva a la dirección técnica del La Salle. En diciembre de 2010, la noticia de la ida de Alvarez Pizzo de los tres palos del celeste tras una impecable carrera, caía como una bomba para el conjunto celeste y fue la puerta de acceso para un nuevo regreso de Arusa. Distanciado del presidente Cacciacane tras su salida de la dirección técnica, luchó para conseguir su lugar y con el apoyo del plantel, volvió a ponerse el buzo del celeste con la responsabilidad de reemplazar al que quizá fuera el mejor jugador en la historia del club celeste. Con la presión a cuestas hizo su re-debut ante Gol de Manusovich en un empate 4 a 4, y del que se terminó yendo hospitalizado con un corte profundo en su pierna tras un brutal choque en un mano a mano, demostrando que dejaría todo en cada pelota. Lesionado, se perdió el siguiente partido y regresó en la 3er fecha frente a Rossonero, en la segunda derrota consecutiva del equipo por 4 a 2. El comienzo no fue el esperado. Entre lesiones, derrotas y ocho goles recibidos, los murmullos no tardaron en llegar. La sombra de Alvarez Pizzo era demasiado grande como para soportar un comienzo así, aunque como dijimos arriba, lo que Arusa no tiene en tamaño, lo tiene de alma, y con un mar de críticas a cuestas, fue de los que más convicción demostró a la hora de prometer salir del fondo. Puertas adentro, cuentan, fue uno de los principales motores para mantener en alto el ánimo de un plantel golpeado y que no encontraba la salida. Allí fue donde Arusa mostró su mejor cara. Esa que lleva consigo otra cicatriz que le dejó el fútbol y que puso ante cada derrota. Esa que logró poner frente a Iveco en la última jugada del partido para bancar el cero y lograr una victoria clave para lo que vendría. En el sprint final del campeonato, Arusa demostró con hechos por qué se merecía el buzo  y fue la primer columna de la base que sedimentó el resurgir del celeste. Seguramente nos quedaremos con el partido frente a Iveco como su mejor actuación pero nunca olvidaremos las atajadas claves frente a No Levanta Más o esas del final frente a Volando, las últimas de su carrera. Pero por sobre todo, nunca habremos de olvidar las locuras de un personaje por demás querido, que con sus locuras torna su presencia hasta niveles poco tolerables, pero que paradójicamente hace extrañar sus ausencias. Se retiró el Osket, ese personaje que el sábado nos regaló su última función.

Hasta siempre amigo, y gracias por tanto.

No hay comentarios: