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La Sinfónica no supo aprovechar el empate de Pelotero y perdió 4 a 2 frente a Veterans. Jugó mal, cometió errores graves y se despidió de toda chance por un ascenso, cuando todavía resta una fecha. Duras críticas para un plantel jugará otro año más en la B.

La jornada comenzó temprano, pues todo dependía de otro resultado. Con el plantel de La Sinfónica atenta a las noticias que venían desde el match entre Pelotero y Paja Brava, el equipo comenzó los precalentamientos previos a un partido que podía ser para completar el fixture o una final de campeonato. No había otra chance. La imágen era la de un padre primerizo caminando kilómetros a la espera de que se abra la puerta de la sala de parto. Minutos antes de que el equipo se meta en el vestuario, la buena nueva llegó. La frase "empató Pelotero" era equivalente a la de "Felicitaciones, es usted padre de un niño hermoso" que toda partera se encarga de transmitir. El aire cambió al instante. Los gritos de aliento y arenga dentro del túnel se escuchaban desde el césped. La victoria los dejaría ante la chance de un ascenso...
La arenga quedó en el túnel. En la cancha fue otro equipo y una deslucida Sinfónica equivocó el camino que lo llevara a una promoción para jugar en la máxima categoría. Siempre estuvo en desventaja en el marcador, sobretodo en el primer tiempo, donde a los 10' perdía 1 a 0 tras una contra que encontró mal parada a la defensa celeste. El empate sería obra de Nico Quintana, con un buen disparo desde lejos que se metió junto al palo. El partido era malo, trabado y nada vistoso. Se jugaban mucho. Uno en la carrera por ascender y el otro, en plena corrida por escapar de la promoción para no descender. Promediando esa primera parte, llegaría el segundo de Veterans tras una desatención en el fondo luego de un lateral que el nueve rival convirtió en gol. Otra vez a remontar. Para fortuna de los nuestros, otra vez Facundo March clavó un magistral tiro libre para estampar el 2 a 2. Como fue costumbre este campeonato, y como ocurrió la fecha anterior, La Sinfónica vuelve a depender de la pelota parada para convertir sus goles. Tras eso, el descanso. Un 2 a 2, con gusto a nada para ambos equipos, pues a ninguno le servía el empate. Más allá de eso, lo que más preocupaba a La Sinfónica era el bajísimo nivel demostrado. En el segundo tiempo, dos cambios: Tomy Pérez Bacchi por Facundo March y Nico Quintana, quien hasta allí era lo mejorcito, se quedaba en el banco de suplentes para que en su lugar ingresara Emilio Herrera, que fue citado a último momento en reemplazo de una Furia Fernández que acusó una nueva recaída en su adicción. Este último, un cambio polémico y que traerá cola. No sólo por las quejas de algunos plateístas que se sorprendían al no ver a Quintana en la cancha en el segundo tiempo, sino porque los rumores apuntan a una seria discusión entre algunos referentes del plantel en pleno vestuario como consecuencia de la modificación. Con los cambios, nada cambió (sic). Al contrario, empeoró. Dos goles de contra en 15', vulnerando una defensa que hacía agua, ponían las cosas 4 a 2 para Veterans, y teñía de negro el panorama de La Sinfónica. A partir de allí fue todo nervios para el celeste. A los empujones iba en busca de un milagro, de una hazaña que finalmente no llegó. Aunque vale decirlo, estuvo cerca, y la suerte tampoco le dió la derecha en este sábado gris. Sin exagerar, contamos 3 disparos en el travesaño, uno en el palo, un gol mal anulado, una pelota sacada en la línea y un increíble gol que se pierde Cristian Torres con el arco a su merced tras un rebote en el arquero. Es cierto, a la suerte hay que ayudarla y La Sinfónica no lo hizo, pues se acordó tarde y ahora había que remontar un 2-4 en menos de 15 minutos. Los nervios habían llegado para quedarse y ante la impotencia por no poder quebrar la historia, y de ver agonizar las chances de un ascenso, llegó el escándalo o la ecatombe, acuñando el término del conocido programa humorístico. Una durísima entrada a Nico Quintana, generó la reacción del blondo delantero que contestó aplicándole desde el piso un puñete en la cara al defensor. Tras empujones, el árbitro decide expulsar al defensor pues no había visto la agresión de Nacalas, quien finalmente fue informado por el veedor con su consecuente expulsión. Los dos con uno menos, siginificaba más espacio para crear situaciones pero lo único que colmó el espacio vacío fueron más encontronazos. Un Álvarez Pizzo nervioso, encontró su rival en el árbitro y también estuvo al borde de la expulsión; un banco de suplentes exaltado de protestas con Anziano y Vaccaro a la cabeza, que generó que el árbitro detenga el partido hasta que se recompongan las garantías y un Casal que no sólo generó la verguenza desatada postpartido, sino que también fue alcanzado por las cámaras de la televisación insultándolo a su amigo y compañero Nicolás Quintana, quien estaba sentado en el banco de suplentes, situación que se dió previamente a la expulsión del nueve. La Sinfónica agonizaba. Lejos estábamos de aquel primer paralelismo con el padre que esperaba el nacimiento de su primer hijo. Ahora presenciábamos los últimos minutos de un equipo que ya no tenía tiempo para más y sólo esperaba que le retiren el respirador, es decir, que suene el silbato final. Un encontronazo de Wallace con dos rivales y algún que otro suplente del equipo rival, generó que el rival se quede con otro jugador menos. Ya nada servía. Todo estaba dicho, lo único que restaba era ver la triste imágen de algunas trompadas tras el finlal del partido, donde el último expulsado quizo tomarse revancha con un Casal que fue defendido por Álvarez Pizzo primero y luego por todos sus compañeros. La imagen de un equipo derrotado siempre es triste, pero más cuando ocurren este tipo de acontecimientos. Seguramente, ningún integrante del plantel hubiese querido este triste final.
Un final en todo sentido. Final del partido, del campeonato, de la ilusión, del sueño que se comenzó a forjar allá por marzo y que terminó en nada. Se acaba otro campeonato más para este equipo que se había propuesto luchar el ascenso, y que de hecho lo hizo, pero que se quedó con las manos vacías y otro nudo en la garganta cuando todavía resta una fecha por jugarse. Vendrá el tiempo de repensar si se están haciendo bien las cosas, de cambiar el rumbo, de pensar en refuerzos y hasta quizás alguno dira adiós. Habrá que cambiar algo. Es un momento bisagra para el club, para sus dirigentes, para sus jugadores y para el cuerpo técnico, en el que deberán renovar fuerzas y apuntar de nuevo los cañones en la búsqueda del mismo objetivo que se plantearon a principio de año y que no cumplieron, y el que se renovará seguramente el próximo campeonato. Este sábado que pasó el equipo abrió una deuda con los hinchas y por sobretodo con ellos mismos. Esperemos la salde a fin de año, para no pasar otro año más en la B y volver a la categoría de la que nunca se tuvo que haber ido...
FIN.
El partido en números: La Sinfónica 2 vs Veterans 4


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