
La historia comenzaba con sonrisas para los nuestros, cuando a los diez minutos sin que nada hubiera ocurrido, Facu March clavó un zapatazo inatajabale de tiro libre y ponía el 1 a 0. Golazo para abrir el marcador y comenzar a armar el rompecabezas que tenía pensado el cuerpo técnico para este partido. La idea era aguantarlo, y de contra, tratar de golpear. A los diez minutos, un objetivo ya estaba cumplido pero quedaban 60' por delante para terminar de cumplir con el otro. A partir de allí se desató una verdadera batalla, con pierna fuerte, pantalones embarrados y con la n°5 maltratada. El estado del campo de juego, no ayudaba mucho y se transformaba en la escenografía perfecta para la obra que terminaron dando. Una Sinfónica bien replegada atrás con Vaccaro, March y Casal bien atentos, más un Torres enchufadísimo y metido unos metros más atrás de lo que lo venía haciendo, dejó casi sin ideas a un rival que se vió obligado a tirar pelotazos para romper el cerco celeste. Pese a ello, Shithead comenzó a tener algunas claras y fue allí cuando la figura de Nacho Álvarez Pizzo dijo presente, transformándose en uno de los pilares de La Sinfónica en ese primer tiempo. Primera parte que terminaría casi como comenzó, con La Sinfónica aguantando el 1 a 0, pero cansada por el desgaste físico.
En la segunda mitad, el panorama no se reviritió mucho. O por lo menos en un prinicipio. La Furia Fernández ya estaba en cancha, y era la hora de la vuelta de Pitu Manfredi, que recibía tibios aplausos cuando la voz del estadio anunciaba su ingreso. La Sinfónica comenzó a sentir el desgaste de a poco. Mientras, allá lejos y arriba, un Quintana en soledad hacía lo imposible para aguantar la pelota frente a todos los defensores rivales. En el medio, Fernández, Manfredi y Casal se repartían las marcas y atrás Vaccaro y March luchaban con el duro delantero rival. Bajo los tres palos, un Álvarez Pizzo transformado en un pulpo rosado comenzó a agigantarse cada vez más, y se convirtió en la justificación perfecta para sus compañeros para no aflojar y seguir metiendo. Y así fue. Con Torres nuevamente en la cancha, en lugar de un agotado Vaccaro, La Sinfónica no se amedrentaba ante el juego duro del rival, sino que todo lo contrario. El reloj, mientras, a paso cancino y como si las augjas fueran de plomo, marcaba que todavía eran diez los minutos que quedaban para el final. Cuando las lenguas empezaban a salir fuera y las piernas pedían un descanso ante la humedad de la cancha, llegó lo que nadie quería ver. Tras un córner y un mal despeje de los nuestros, un disparo de afuera del área se metía entre los varios brazos que Álvarez Pizzo parecía tener durante toda la tarde, y el empate llegaba como un puñal a las ilusiones del celeste. Un baldazo de hielo para los nuestros ante tanto sacrificio. A la cancha Herrera, en lugar de Casal lesionado para tratar de armar juego, pues el empate tampoco servía. La Sinfónica buscó y se animó. Quintana quedaba mano a mano tras una guapeada de Manfredi, pero cuando el rubio delantero de Belgrano comenzaba su carrera frente al arquero, el juez no otorgó la ley de ventaja, y cortó la jugada cuando Nacalas se relamía en busca del segundo gol. Minutos después de ese mano a mano que no fue, llegaría el segundo de Shithead tras una buena jugada individual, luego de otra atajada increíble de Álvarez Pizzo que para esa altura se robaba el comentario de propios y extraños. Tanto comentario, que le terminó jugando en contra según algún cabulero en la platea, que exclamaba enérgico un "¡Eso pasa por quemarlo! ¡Cierren la boca de una vez!", enojado ante tanto halago tempranero hacia el arquero celeste, vestido de rosa. Era el 2 a 1 para Shithead, merecido porque lo buscó, injusto para el sacrificio de los nuestros. Con una Sinfónica desarmada ya en defensa, llegaría el tercero a los pocos minutos. En una reacción a tiempo, y gastando el último cartucho, Canteli quien había reingresado, le pone una pelota exquisita a Quintana que definió de bolea al segundo palo para descontar y al menos así, ajustar un poco el resultado y evitar un 3 a 1 que sonaba a demasiado.
Se perdió un partido clave, una final. Las chances se esfuman con esta derrota, dejando a La Sinfónica a merced del deseo del destino y regalada a la suerte de otros equipos. El ánimo no debe ser el mejor en un plantel que ve escapar la chance de un ascenso y comienza a quedarse afuera de todo. Claro que todavía no está nada dicho y hasta apostamos a que seguramente nadie se animará a firmar por estos momentos el acta de defunción de este equipo, por lo que no debemos buscar palabras de despedida, sino tan sólo esperar la próxima fecha. Aunque otra cosa es cierta: ante una derrota en una final, todas las palabras están de más. Quizás el sacrificio, las ganas, la entrega y el amor propio que demostró el plantel de La Sinfónica el sábado y del cual los hinchas deben estar orgullosos, sea una caricia para aliviar el mal trago.
FIN.
El partido en números: La Sinfónica 2 v. Shithead 3
(click en la imágen para agrandar)
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