El campeón estaba de festejo y le ganaba cómodo a Veterans 2 a 0 con dos golazos de Chango Herrera, pero le empataron sobre el final. Igual, el empate le sirvió para mantener el invicto y coronar un campeonato espectacular. Tras el partido, se desató la fiesta del campeón.
Es el partido que todos desean jugar. Si un adivino sale de una lámpara y pregunta a cualquier jugador cómo quiere que sea su último partido, seguramente elegirían que sea con la tranquilidad y la despreocupación con que La Sinfónica llegó al partido frente a Veterans. Con el ascenso bajo un brazo, y el campeonato bajo el otro. Estaban todos invitados a la fiesta del campeón, pues esa era la vedette de la tarde. Con bombos, redoblantes y timbales que le ponían ruido a la cuestión, sumado la infaltable pirotecnia y un lindo trapo tras el arco que defendió Alvarez Pizzo en la primera etepa, la escenografía era toda celeste y negra. A eso, se le sumaba la presencia del Doctor Leandro Gabach, la eminencia de esta institución, Nacho Monti, amigo entrañable del plantel, la pareja de Alvarez Pizzo, a esta altura, la madrina del equipo, el lesionado Pitu Manfredi y un ex integrante e íntimo amigo como Nico Quintana. En el tablón, la pareja de hermanos Anziano parece haberse hecho con la barra, pues fueron ellos los que manejaron la fiesta del otro lado del alambrado.
El partido fue un trámite. No porque haya sido fácil y accesible, pues fue todo lo contrario. Pero el hecho de que el único objetivo de ambos equipos era sólo el completar el fixture, hizo que el match tenga un ritmo distinto al resto. Con una formación distinta a la que el celeste nos tiene habituado, La Sinfónica mostraba una línea de fondo formada por Willy Casal y Cristian Torres, en reemplazo de Facundo March, un mediocampo con Anziano, Herrera y el ingreso del juvenil Ignacio Alonso y con Federico Canteli de punta. En el banco, estarían La Furia Fernández y Facundo March, este último arrancando por primera vez desde el banco de relevos y dejándole la capitanía del equipo a Wallace Casal. Tras 15' en los que no ocurrió nada, un tiro libre exquisito de Emilio Herrera sacudió la modorra de todos y el ángulo del arquero de Veterans que sólo atinó a mirar cómo se le colaba la pelota. Con March en la cancha desde hacía 5', se desató un incidente totalmente evitable y que confundió a todos. El mismo March, con más de 10' en cancha, se ganaba la primer amarilla por una protesta desairada. Cinco más tarde, se ganaría la segunda por un confuso incidente con un rival, que no sólo le valdría la expulsión sino que desataria la furia del defensor que llegó incluso a amenazar al colegiado. Con uno menos, La Sinfónica buscó aguantar la diferencia hasta que finalice esa primera etapa, con Chango Herrera como eje principal, manejando los tiempos del equipo, y con Casal y Torres bien parados en el fondo.
En el segundo, La Sinfónica fue en busca liquidar la cuestión y resguardarse atrás, esperando el final. Con otro golazo de Herrera tras otro tiro libre, La Sinfónica se ponía 2 a 0, con dos toques mágicos del catamarqueño que para esa altura, y paradito de 5, era la figura de la cancha. A los 20', La Sinfónica tuvo la chance de liquidarlo completamente cuando Alvarez Pizzo, queriendose antoar en la lista de goleadores del equipo, pidió patear el penal que le cobraron a la Furia Fernandez. Pero falló, y las ganas quedaron guardadas para quién sabe cuando. A los 30' parecía todo terminado, más cuando el rival se quedaba con dos jugadores menos, en el trasncurso de diez minutos, ante el nerviosismo y la impotencia por no poder quebrar la férrea defensa del celeste. Pero en dos descuidos y como si los nuestros hubiesen querido terminarlo antes, La Sinfónica se durmió y lo pagó caro. Tanto que en los últimos 5' de partido Veterans logró llegar al empate, tras una rebote en Alvarez Pizzo para descontar y un remate que se debió (otra vez como contra Tendencia) en Cristian Torres, para el empate final.
Sabor amargo para cerrar el último partido del año, pero que se endulzó rápido con los festejos desatados tras el partido. Mucho humo celeste, mucho ruido, la vuelta y las gargantas rojas, vomitando el tan ansiado "dale campeón". Con remeras blancas alsuvias al campeonato y el "Campeón 09" que se dejaba ver en las espaldas de cada uno, subieron a ese podio que hasta el sábado solo cruzaban para meterse en el vestuario, para recibir la copa, las medallas y la gloria merecida. Párrafo aparte para Alvarez Pizzo, condecorado no sólo con el cariño y agredecimiento de sus compañeros, sino que también recibió el premio a la Valla Menos Vencida del torneo (y de todo Areia) con tan sólo 15 goles, y el premio al mejor arquero del campeonato. Todo un orgullo para La Sinfónica, para Nacho y para sus compañeros. El festejo se prolongó por largas horas, con un asado íntimo en el chalet de Alvarez Pizzo en Las Cañitas, y con una gran fiesta en el Colegio La Salle. Mucho festejo, mucha gloria acumulada en los pechos de cada uno de estos jugadores. Felicitaciones muchachos, lo tienen más que merecido.
FIN.
El partido fue un trámite. No porque haya sido fácil y accesible, pues fue todo lo contrario. Pero el hecho de que el único objetivo de ambos equipos era sólo el completar el fixture, hizo que el match tenga un ritmo distinto al resto. Con una formación distinta a la que el celeste nos tiene habituado, La Sinfónica mostraba una línea de fondo formada por Willy Casal y Cristian Torres, en reemplazo de Facundo March, un mediocampo con Anziano, Herrera y el ingreso del juvenil Ignacio Alonso y con Federico Canteli de punta. En el banco, estarían La Furia Fernández y Facundo March, este último arrancando por primera vez desde el banco de relevos y dejándole la capitanía del equipo a Wallace Casal. Tras 15' en los que no ocurrió nada, un tiro libre exquisito de Emilio Herrera sacudió la modorra de todos y el ángulo del arquero de Veterans que sólo atinó a mirar cómo se le colaba la pelota. Con March en la cancha desde hacía 5', se desató un incidente totalmente evitable y que confundió a todos. El mismo March, con más de 10' en cancha, se ganaba la primer amarilla por una protesta desairada. Cinco más tarde, se ganaría la segunda por un confuso incidente con un rival, que no sólo le valdría la expulsión sino que desataria la furia del defensor que llegó incluso a amenazar al colegiado. Con uno menos, La Sinfónica buscó aguantar la diferencia hasta que finalice esa primera etapa, con Chango Herrera como eje principal, manejando los tiempos del equipo, y con Casal y Torres bien parados en el fondo.
En el segundo, La Sinfónica fue en busca liquidar la cuestión y resguardarse atrás, esperando el final. Con otro golazo de Herrera tras otro tiro libre, La Sinfónica se ponía 2 a 0, con dos toques mágicos del catamarqueño que para esa altura, y paradito de 5, era la figura de la cancha. A los 20', La Sinfónica tuvo la chance de liquidarlo completamente cuando Alvarez Pizzo, queriendose antoar en la lista de goleadores del equipo, pidió patear el penal que le cobraron a la Furia Fernandez. Pero falló, y las ganas quedaron guardadas para quién sabe cuando. A los 30' parecía todo terminado, más cuando el rival se quedaba con dos jugadores menos, en el trasncurso de diez minutos, ante el nerviosismo y la impotencia por no poder quebrar la férrea defensa del celeste. Pero en dos descuidos y como si los nuestros hubiesen querido terminarlo antes, La Sinfónica se durmió y lo pagó caro. Tanto que en los últimos 5' de partido Veterans logró llegar al empate, tras una rebote en Alvarez Pizzo para descontar y un remate que se debió (otra vez como contra Tendencia) en Cristian Torres, para el empate final.
Sabor amargo para cerrar el último partido del año, pero que se endulzó rápido con los festejos desatados tras el partido. Mucho humo celeste, mucho ruido, la vuelta y las gargantas rojas, vomitando el tan ansiado "dale campeón". Con remeras blancas alsuvias al campeonato y el "Campeón 09" que se dejaba ver en las espaldas de cada uno, subieron a ese podio que hasta el sábado solo cruzaban para meterse en el vestuario, para recibir la copa, las medallas y la gloria merecida. Párrafo aparte para Alvarez Pizzo, condecorado no sólo con el cariño y agredecimiento de sus compañeros, sino que también recibió el premio a la Valla Menos Vencida del torneo (y de todo Areia) con tan sólo 15 goles, y el premio al mejor arquero del campeonato. Todo un orgullo para La Sinfónica, para Nacho y para sus compañeros. El festejo se prolongó por largas horas, con un asado íntimo en el chalet de Alvarez Pizzo en Las Cañitas, y con una gran fiesta en el Colegio La Salle. Mucho festejo, mucha gloria acumulada en los pechos de cada uno de estos jugadores. Felicitaciones muchachos, lo tienen más que merecido.
FIN.
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