Con dos tiros libres magistrales de Herrera y March, La Sinfónica empató 2 a 2 con Rossonero pero sigue en zona de promoción. Con el empate, el celeste cortó la racha de derrotas y se mantiene expectante en la lucha por seguir en primera.
Fresca mañana de domingo. Quizás la mañana más triste de los últimos años para un país que cada cuatro años se colma (en vano) de ilusiones futboleras, con el sueño de conseguir un campeonato mundial. El pueblo sólo quería festejar. Con ese dolor marcado a flor de piel, el Torneo de Areia continuó su desarrollo. Allí estaba La Sinfónica, en el resacoso horario de las 11.30, buscando cambiar su presente, frenar las seguidillas de derrotas, olvidar los clásicos perdidos y recordar de vuelta el sabor de la victoria. En frente Rossonero, rival que pelea el campeonato y debía ganar para seguir ahí arriba.
Con algunas imprecisiones elocuentes producto del horario tempranero y algún que otro factor etílico, La Sinfónica salió a esperar qué haría “el que pelea el campeonato”, para aprovechar alguna contra de la mano de Herrera y Fernández. Sin muchas llegadas claras, el protagonista principal de esa primera parte fueron las pifias, tanto de uno como de otro equipo, tornando el partido bastante aburrido, y haciendo bostezar más de la cuenta a más de uno. Como no podía ser de otra manera, de un error llegó el primer gol del partido. Herrera se confió, tocó mal, y le dejó servido el gol al nueve rival que sólo tuvo que sentenciar a Alvarez Pizzo. Y La Sinfónica a remar. Con más ganas que ideas, salió a buscar el empate que llegaría en pocos minutos. Pavada de reivindicación para Herrera, que pidió el tiro libre y a lo Steven Gerrard en pleno Anfield Road, pateó por afuera de la barrera y acomodó la pelota en el palo lejano del arquero que sólo presenció en primera fila como el celeste empataba. El error estaba saldado. Desde el banco, la idea del técnico parece haber cambiado tras el partido frente a Shithead. Sin esperar el ST para realizar los cambios, desde los 20’ de esa primera parte Arusa comenzó la rotación, ficha por ficha, buscando no desordenar las piezas y mantener la misma idea. Sobre el final del PT, una de las fotos del partido. Como si en lugar de brazos, tuviese alas, Alvarez Pizzo se confundió entre las nubes de Garín, acarició un ángel, y bajó luego para despejar un tiro libre que se colgaba de un ángulo y a mano cambiada tirarla al córner. Que vengan esos flashes y aplausos para el uno de La Sinfónica.
Para el ST y sin cambios, (en el PT habían ingresado Agejas y Canteli en reemplazo de Anziano y Fernández), la idea fue ir a buscar el partido frente a un rival que demostró poco y nada, ni justificó el lugar de candidato que ocupaba en la tabla. De nuevo sin ideas, pero con más corazón que en el PT, el celeste defendió cuando debía hacerlo y atacó cuando pudo. Con un Torres que cambió las imprecisiones del PT por una entrega admirable y con una defensa que no se tocó en todo el partido (más allá de sumarle el trabajo defensivo de Agejas) y que en consecuencia respondió con una firmeza que no se veía desde hace rato, el celeste armó su base sólida para salir a atacar y buscar la contra de la mano de Canteli, Quintana y Fernández. Promediando los 20’, y de otra pelota parada, esta vez fue Facundo March (¿o se desvió en el camino?) quién buscó el primer palo del arquero y puso el segundo del celeste y así La Sinfónica daba vuelta el partido. Poco duraría el festejo, pues en la siguiente jugada Rossonero encontró el empate tras una serie de rebotes en el área luego de un lateral-centro. Otra vez no había ventajas entre ambos equipos, y a esa altura, parecía lo más justo. Un partido luchado, trabado, sin tomar riesgos por parte de ninguno. ¿Partido trabado? Vaya si lo fue, que a los 25’ se dio un hecho casi sin precedentes por lo menos en el recuerdo del que escribe. Juan Martín Anziano y un rival se encontraron en mitad de cancha con la pelota indecisa en el medio de ambos. Se sabe que el de Ramallo es un jugador rústico por naturaleza y no es conocido justamente por un buen trato por la nº5, pero nunca pensamos que sería capaz de reventar (literalmente) una pelota de cuero, en una imagen que pinta como un óleo la imagen del partido. Sobre el final, el rival se acordó que peleaba el campeonato y el empate no le servía, e intentó arremeter contra Alvarez Pizzo. La firmeza de La Sinfónica atrás no se desvaneció y aguantó sin sobresaltos los últimos minutos.
Con el partido terminado en tablas, la sensación hace pensar cómo La Sinfónica pudo haber caído allí abajo. No hubo ni hay diferencia alguna entre un rival que peleaba hasta el domingo el campeonato y un equipo (el nuestro) que aunque duela, hoy pelea por no descender. Tampoco hubo diferencia entre aquel primer tiempo frente a Shithead, hoy puntero del campeonato. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo pudo ser? ¿Sirve el empate? Las posibles respuestas son contradictorias, pues por un lado sólo se pensaba en ganar pero al mismo tiempo se sabía que el de enfrente peleaba el campeonato. Por lo visto dentro de la cancha, no había nada que temer y el empate pareció lo más justo, aunque una mejor versión de La Sinfónica como la que vimos frente a La Vecchia Signora, Los Gedes o La Mandarina Mecánica no hubiera tenido problemas en despachar a un rival como el del domingo. Se empató y la sensación es de que falta un poco más. Los resultados de la fecha indican que La Sinfónica tiene rivales directos por delante y algunos de ellos aun deben quedar libres. Los números son fríos pero demuestran claramente que depende sólo de La Sinfónica. De nuevo, ¿sirvió el empate? Dentro de tres fechas sabremos la respuesta. Por ahora, sólo puntos suspensivos...
FIN.

Con algunas imprecisiones elocuentes producto del horario tempranero y algún que otro factor etílico, La Sinfónica salió a esperar qué haría “el que pelea el campeonato”, para aprovechar alguna contra de la mano de Herrera y Fernández. Sin muchas llegadas claras, el protagonista principal de esa primera parte fueron las pifias, tanto de uno como de otro equipo, tornando el partido bastante aburrido, y haciendo bostezar más de la cuenta a más de uno. Como no podía ser de otra manera, de un error llegó el primer gol del partido. Herrera se confió, tocó mal, y le dejó servido el gol al nueve rival que sólo tuvo que sentenciar a Alvarez Pizzo. Y La Sinfónica a remar. Con más ganas que ideas, salió a buscar el empate que llegaría en pocos minutos. Pavada de reivindicación para Herrera, que pidió el tiro libre y a lo Steven Gerrard en pleno Anfield Road, pateó por afuera de la barrera y acomodó la pelota en el palo lejano del arquero que sólo presenció en primera fila como el celeste empataba. El error estaba saldado. Desde el banco, la idea del técnico parece haber cambiado tras el partido frente a Shithead. Sin esperar el ST para realizar los cambios, desde los 20’ de esa primera parte Arusa comenzó la rotación, ficha por ficha, buscando no desordenar las piezas y mantener la misma idea. Sobre el final del PT, una de las fotos del partido. Como si en lugar de brazos, tuviese alas, Alvarez Pizzo se confundió entre las nubes de Garín, acarició un ángel, y bajó luego para despejar un tiro libre que se colgaba de un ángulo y a mano cambiada tirarla al córner. Que vengan esos flashes y aplausos para el uno de La Sinfónica.
Para el ST y sin cambios, (en el PT habían ingresado Agejas y Canteli en reemplazo de Anziano y Fernández), la idea fue ir a buscar el partido frente a un rival que demostró poco y nada, ni justificó el lugar de candidato que ocupaba en la tabla. De nuevo sin ideas, pero con más corazón que en el PT, el celeste defendió cuando debía hacerlo y atacó cuando pudo. Con un Torres que cambió las imprecisiones del PT por una entrega admirable y con una defensa que no se tocó en todo el partido (más allá de sumarle el trabajo defensivo de Agejas) y que en consecuencia respondió con una firmeza que no se veía desde hace rato, el celeste armó su base sólida para salir a atacar y buscar la contra de la mano de Canteli, Quintana y Fernández. Promediando los 20’, y de otra pelota parada, esta vez fue Facundo March (¿o se desvió en el camino?) quién buscó el primer palo del arquero y puso el segundo del celeste y así La Sinfónica daba vuelta el partido. Poco duraría el festejo, pues en la siguiente jugada Rossonero encontró el empate tras una serie de rebotes en el área luego de un lateral-centro. Otra vez no había ventajas entre ambos equipos, y a esa altura, parecía lo más justo. Un partido luchado, trabado, sin tomar riesgos por parte de ninguno. ¿Partido trabado? Vaya si lo fue, que a los 25’ se dio un hecho casi sin precedentes por lo menos en el recuerdo del que escribe. Juan Martín Anziano y un rival se encontraron en mitad de cancha con la pelota indecisa en el medio de ambos. Se sabe que el de Ramallo es un jugador rústico por naturaleza y no es conocido justamente por un buen trato por la nº5, pero nunca pensamos que sería capaz de reventar (literalmente) una pelota de cuero, en una imagen que pinta como un óleo la imagen del partido. Sobre el final, el rival se acordó que peleaba el campeonato y el empate no le servía, e intentó arremeter contra Alvarez Pizzo. La firmeza de La Sinfónica atrás no se desvaneció y aguantó sin sobresaltos los últimos minutos.
Con el partido terminado en tablas, la sensación hace pensar cómo La Sinfónica pudo haber caído allí abajo. No hubo ni hay diferencia alguna entre un rival que peleaba hasta el domingo el campeonato y un equipo (el nuestro) que aunque duela, hoy pelea por no descender. Tampoco hubo diferencia entre aquel primer tiempo frente a Shithead, hoy puntero del campeonato. ¿Cómo puede ser? ¿Cómo pudo ser? ¿Sirve el empate? Las posibles respuestas son contradictorias, pues por un lado sólo se pensaba en ganar pero al mismo tiempo se sabía que el de enfrente peleaba el campeonato. Por lo visto dentro de la cancha, no había nada que temer y el empate pareció lo más justo, aunque una mejor versión de La Sinfónica como la que vimos frente a La Vecchia Signora, Los Gedes o La Mandarina Mecánica no hubiera tenido problemas en despachar a un rival como el del domingo. Se empató y la sensación es de que falta un poco más. Los resultados de la fecha indican que La Sinfónica tiene rivales directos por delante y algunos de ellos aun deben quedar libres. Los números son fríos pero demuestran claramente que depende sólo de La Sinfónica. De nuevo, ¿sirvió el empate? Dentro de tres fechas sabremos la respuesta. Por ahora, sólo puntos suspensivos...
FIN.
El partido en números:
En reserva: La Sinfónica 1 (Alonso) v. Rossonero 0
3 comentarios:
Willy un crack, la nota esta muy buena mal...
Aunque faltan los tres puntos, lo bueno que Arusa sigue sentado en banco.
El proximo viernes vere si puedo estar por ahi.
Vamos Sinfo!!
veo q alonso viene metiendo goles.. porq no le dan una oportunidad en primera??
excelente crónica del partido. todo un periodista deportivo
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