Fantasía ganaba 2 a 0 y era campeón hasta que apareció el villano Canteli y con dos grandes definiciones acabó con la ilusión de los de gris. Por las victorias de Pochoclo y La Mandarina, el punto del celeste no alcanzó para zafar de todo y La Sinfónica jugará la promoción. Shithead, gracias al villano de turno, gritó campeón.
Shakespeare fracasó. Ni el mejor dramaturgo de la historia habría podido armar un final de campeonato tal como el que se dio el sábado en la tarde de Garín. Tres equipos que perseguían el sueño de ser campeón, tres que luchaban por salvarse de descensos y promociones y dos invitados. Cuatro partidos que aseguraban momentos emotivos, y todos, en simultáneo. A las 16.00 era la hora indicada, y allí estaba La Sinfónica luchando por zafar de todo enfrentando a un rival que llegaba un punto por encima del segundo. La escena de gala era sin dudas, La Sinfónica - Fantasía.
¿Po'queejuancetenossacaeebuoooo? (¿Por qué Anziano no se saca el buzo?), intentaba preguntar en un díficil dialecto un ex-jugador del club devenido en plateísta, acompañado de su blonda novia. Si, es que tal como viene haciendo en los últimos partidos, Arusa no dio a conocer la formación sino a minutos antes de comenzar el match, y sorprendió verlo al de Ramallo en el banco. En su lugar, aparecía Santiago Agejas al que se le brindaba toda la confianza para un partido de vital importancia como éste. El resto, todos conocidos, y todos (menos Víctor) los que participaron de la victoria frente a La Hermana hace siete días. De entrada, la idea era clara. Con Agejas en cancha, La Sinfónica no saldría a buscar desesperadamente la victoria, sino que esperaría bien ordenado atrás y haría de ese orden defensivo, y la desesperación del rival por no convertir el gol que le dé el títulos, sus principales armas para, de contra, intentar marcar la diferencia. Durante gran parte de esa primera mitad, los de Arusa cumplieron con creces el mandato. Fantasía llegaba sólo hasta 3/4 y debían recurrir a diparos potentes que eran desviados de gran manera por Nacho Alvarez Pizzo. La estrategia "carussolombardiana" que plantó Arusa, tuvo un sólo desliz y fue allí cuando Fantasía logró abrir el marcador. ¿Cómo? De una pelota parada. Cuando el reloj marcaba los 23' y tras un córner desde la izquierda, se perdió una marca y 1 a 0 para los de gris. Imagínese a un Arusa alumno, y un Ricardo Caruso Lombardi profesor. En el examen final, de todas las bolillas del programa Arusa sorteó todos los puntos con facilidad pero con esa pelota parada fallaba en quizá, la unidad más importante para un técnico que intenta por un planteo conservador y hasta allí era aplazo. ¿Usted pregunta por el ataque de La Sinfónica? Poco y nada. Herrera y Canteli no hacían sinapsis de 3/4 en adelante, y sólo cuando Cristian Torres o Guillermo Casal intentaban crear juego se vieron algunas tímidas llegadas del celeste. Fin del primer tiempo, y la sensación de que con un poco más de astucia y manteniendo el orden defensivo, no era ilógico pensar en la remontada.
Para el ST, Arusa mantuvo la misma postura. Sin cambios, más allá de los de Anziano por Agejas y Quintana por Canteli en el final del primer tiempo, La Sinfónica iba en busca de los goles que lo mantengan en la categoría. Pero comenzaron los errores, algo que no se había dado en la primera parte y que animaba a pensar en un posible empate, se empezaban a repetir. Imprecisiones, desorden y la imagen que mostraba que jugando así, iba a costar mucho más. Qué decir cuando a los 10', de una pelota perdida en mitad de cancha, y con el nueve mano a mano con Alvarez Pizzo ponía el 0 - 2. Durísimo revés para los de celeste, el inicio de la fiesta para los de gris. Fueron 5' más de desolación, donde todo parecía perdido. Y tras una pelota que rebotó en Facundo March para salvar lo que era el tercero, el celeste resucitó. Fue tocar fondo para resurgir. Con algunas limitaciones, sin jugar bien y sólo con amor propio, La Sinfónica comenzó a inclinar la balanza, o por lo menos a hacer fuerza. A la cancha Canteli, para escribir otra de sus historias, en reemplazo de Emilio Herrera. Si bien no hubieron llegadas claras, era La Sinfónica quien tenía las mayores aproximaciones. Ahora el tablero había cambiado y eran los de gris, esos que querían ser campeones, quienes apostaban a la contra. Desde el horizonte rosado bajo los tres palos, la arenga de un Alvarez Pizzo que leyó a la perfección el partido, dio cuenta del cansancio del rival y confió fielmente en la moral de los suyos. Lo mismo el capitán del barco, Facundo March, que con una apilada caniggiesca, desbordó cual wing derecho y no pudo conectar con Nicolás Quintana. Fue una llegada nomás, pero cuánto de significado que tenía. El último hombre del celeste, el que cuida la retaguardia, y hasta el menos dúctil del plantel para realizar ese tipo de jugadas, le mostraba a todos cuál era el camino. Cristian Torres, Juan Anziano y Guillermo Casal dieron lo suyo desde el desgaste físico y sólo faltaba que los de arriba capitalicen esas ganas. Y así lo hicieron, a los 29', con una gran jugada de Quintana que le dejaba el gol servido a un Canteli bien ubicado, y que a lo goleador, empujó al 1 - 2. Todo era posible. Los nervios le ganaron la pulseada al rival que en pocos minutos fue todo desesperación. De contra lo tuvieron, pero tras un mal pase la contra pasó a los pies de Canteli, el hombre de las mil batallas y que siempre regresa desde los lugares más oscuros. El reloj pisaba los 35' reglamentarios y tras cruzar mitad de cancha, contó con la ayuda de su ladero Quintana que se llevó un par de marcas y definió con lo que tenía al alcance para que la pelota diera en el palo y se metiera para que lo grite toda la gente de La Sinfónica presente, y los de Shithead donde quieran que hayan estado. Con el empate, Fantasía quedaba relegado al 3er lugar debajo de Shithead y La Vecchia Signora, quienes ya habían terminado sus partidos con sendas victorias. ¿Qué pasaba abajo? Ultimatum ya había descendido, y la promoción para Los Gedes era una realidad tras las derrotas de ambos frente a Shithead y La Vecchia, respectivamente. Sólo restaba saber la suerte de La Mandarina frente a Sin Globito, y la de Pochoclo frente a La Hermana, que se seguían disputando a la par del de La Sinfónica. Arusa apagó las radios y se concentró en hacer que los suyos encuentren el milagro. Y tan cerca estuvo cuando Quintana quedó casi mano a mano con el arquero rival, pero fue interceptado por el defensor y no pudo disparar con la comodidad necesaria. Hubiera sido el gol que saque a La Sinfónica de todo riesgo, porque las noticias que llegaban desde otras canchas no eran nada alentadoras: La Mandarina goleaba 3 a 0, y Pochoclo 4 a 1. Sin la ayuda del resto, quedaba sólo en La Sinfónica convertir uno más, pero el tiempo ya se había agotado. Sólo restaba ver cómo Fantasía estuvo a centímetros de la gloria, cuando en la última jugada del partido, un violento tiro libre se estrelló en el ángulo, luego en Cristian Torres, para luego irse cerca del segundo palo de Alvarez Pizzo, que no tenía más que mirar la escena. Fin del partido, y del campeonato. Arusa aprobaba el examen de Caruso Lombardi, Shithead gritaba campeón en otra cancha, Fantasía se lamentaba y La Sinfónica era un periodista desesperado por una primicia. La noticia, lamentablemente y pese al esfuerzo realizado, era que el celeste jugaría la promoción.
Todo estuvo muy cerca. Tanto el campeonato de Fantasía, como la salvación de La Sinfónica. Todo se jugó en los últimos instantes de partido y fue el destino quien movió las piezas. Pero enfocándonos en los nuestros, pese al esfuerzo, al empuje y a un empate que significó un trabajo a medias, los demás no ayudaron. Seguramente La Sinfónica no jugará la promoción por culpa de que otros no ganaron. No. Acá no existe la eximición de responsabilidad y el plantel y el cuerpo técnico son los únicos responsables de la situación. Pero al ver la tabla final y dar cuenta de la estrechísima distancia entre todos, la sensación es que se dio hasta donde se pudo, pero que no alcanzó, aunque sabiendo que siempre se puede dar un poco más. Quizás con ese plus, (no en este partido precisamente), la historia hubiera terminado con otro final. Tarde para lamentarse, y temprano para analizar los puntos perdidos frente a Ultimatum o Rossonero. En poco tiempo habrá otro partido, quizá el más importante de todos los que La Sinfónica jugó hasta acá. No hay nervios, tampoco ansiedad. Sólo reina la tranquilidad de saber que con el espíritu que se jugó el sábado pasado y un poco más de fútbol, el celeste no debería tener problemas para quedarse en primera. Eso sí, aprovechen que el villano Canteli está de racha y anda con ganas de arruinar otra ilusión.
FIN.
El partido en números:

¿Po'queejuancetenossacaeebuoooo? (¿Por qué Anziano no se saca el buzo?), intentaba preguntar en un díficil dialecto un ex-jugador del club devenido en plateísta, acompañado de su blonda novia. Si, es que tal como viene haciendo en los últimos partidos, Arusa no dio a conocer la formación sino a minutos antes de comenzar el match, y sorprendió verlo al de Ramallo en el banco. En su lugar, aparecía Santiago Agejas al que se le brindaba toda la confianza para un partido de vital importancia como éste. El resto, todos conocidos, y todos (menos Víctor) los que participaron de la victoria frente a La Hermana hace siete días. De entrada, la idea era clara. Con Agejas en cancha, La Sinfónica no saldría a buscar desesperadamente la victoria, sino que esperaría bien ordenado atrás y haría de ese orden defensivo, y la desesperación del rival por no convertir el gol que le dé el títulos, sus principales armas para, de contra, intentar marcar la diferencia. Durante gran parte de esa primera mitad, los de Arusa cumplieron con creces el mandato. Fantasía llegaba sólo hasta 3/4 y debían recurrir a diparos potentes que eran desviados de gran manera por Nacho Alvarez Pizzo. La estrategia "carussolombardiana" que plantó Arusa, tuvo un sólo desliz y fue allí cuando Fantasía logró abrir el marcador. ¿Cómo? De una pelota parada. Cuando el reloj marcaba los 23' y tras un córner desde la izquierda, se perdió una marca y 1 a 0 para los de gris. Imagínese a un Arusa alumno, y un Ricardo Caruso Lombardi profesor. En el examen final, de todas las bolillas del programa Arusa sorteó todos los puntos con facilidad pero con esa pelota parada fallaba en quizá, la unidad más importante para un técnico que intenta por un planteo conservador y hasta allí era aplazo. ¿Usted pregunta por el ataque de La Sinfónica? Poco y nada. Herrera y Canteli no hacían sinapsis de 3/4 en adelante, y sólo cuando Cristian Torres o Guillermo Casal intentaban crear juego se vieron algunas tímidas llegadas del celeste. Fin del primer tiempo, y la sensación de que con un poco más de astucia y manteniendo el orden defensivo, no era ilógico pensar en la remontada.
Para el ST, Arusa mantuvo la misma postura. Sin cambios, más allá de los de Anziano por Agejas y Quintana por Canteli en el final del primer tiempo, La Sinfónica iba en busca de los goles que lo mantengan en la categoría. Pero comenzaron los errores, algo que no se había dado en la primera parte y que animaba a pensar en un posible empate, se empezaban a repetir. Imprecisiones, desorden y la imagen que mostraba que jugando así, iba a costar mucho más. Qué decir cuando a los 10', de una pelota perdida en mitad de cancha, y con el nueve mano a mano con Alvarez Pizzo ponía el 0 - 2. Durísimo revés para los de celeste, el inicio de la fiesta para los de gris. Fueron 5' más de desolación, donde todo parecía perdido. Y tras una pelota que rebotó en Facundo March para salvar lo que era el tercero, el celeste resucitó. Fue tocar fondo para resurgir. Con algunas limitaciones, sin jugar bien y sólo con amor propio, La Sinfónica comenzó a inclinar la balanza, o por lo menos a hacer fuerza. A la cancha Canteli, para escribir otra de sus historias, en reemplazo de Emilio Herrera. Si bien no hubieron llegadas claras, era La Sinfónica quien tenía las mayores aproximaciones. Ahora el tablero había cambiado y eran los de gris, esos que querían ser campeones, quienes apostaban a la contra. Desde el horizonte rosado bajo los tres palos, la arenga de un Alvarez Pizzo que leyó a la perfección el partido, dio cuenta del cansancio del rival y confió fielmente en la moral de los suyos. Lo mismo el capitán del barco, Facundo March, que con una apilada caniggiesca, desbordó cual wing derecho y no pudo conectar con Nicolás Quintana. Fue una llegada nomás, pero cuánto de significado que tenía. El último hombre del celeste, el que cuida la retaguardia, y hasta el menos dúctil del plantel para realizar ese tipo de jugadas, le mostraba a todos cuál era el camino. Cristian Torres, Juan Anziano y Guillermo Casal dieron lo suyo desde el desgaste físico y sólo faltaba que los de arriba capitalicen esas ganas. Y así lo hicieron, a los 29', con una gran jugada de Quintana que le dejaba el gol servido a un Canteli bien ubicado, y que a lo goleador, empujó al 1 - 2. Todo era posible. Los nervios le ganaron la pulseada al rival que en pocos minutos fue todo desesperación. De contra lo tuvieron, pero tras un mal pase la contra pasó a los pies de Canteli, el hombre de las mil batallas y que siempre regresa desde los lugares más oscuros. El reloj pisaba los 35' reglamentarios y tras cruzar mitad de cancha, contó con la ayuda de su ladero Quintana que se llevó un par de marcas y definió con lo que tenía al alcance para que la pelota diera en el palo y se metiera para que lo grite toda la gente de La Sinfónica presente, y los de Shithead donde quieran que hayan estado. Con el empate, Fantasía quedaba relegado al 3er lugar debajo de Shithead y La Vecchia Signora, quienes ya habían terminado sus partidos con sendas victorias. ¿Qué pasaba abajo? Ultimatum ya había descendido, y la promoción para Los Gedes era una realidad tras las derrotas de ambos frente a Shithead y La Vecchia, respectivamente. Sólo restaba saber la suerte de La Mandarina frente a Sin Globito, y la de Pochoclo frente a La Hermana, que se seguían disputando a la par del de La Sinfónica. Arusa apagó las radios y se concentró en hacer que los suyos encuentren el milagro. Y tan cerca estuvo cuando Quintana quedó casi mano a mano con el arquero rival, pero fue interceptado por el defensor y no pudo disparar con la comodidad necesaria. Hubiera sido el gol que saque a La Sinfónica de todo riesgo, porque las noticias que llegaban desde otras canchas no eran nada alentadoras: La Mandarina goleaba 3 a 0, y Pochoclo 4 a 1. Sin la ayuda del resto, quedaba sólo en La Sinfónica convertir uno más, pero el tiempo ya se había agotado. Sólo restaba ver cómo Fantasía estuvo a centímetros de la gloria, cuando en la última jugada del partido, un violento tiro libre se estrelló en el ángulo, luego en Cristian Torres, para luego irse cerca del segundo palo de Alvarez Pizzo, que no tenía más que mirar la escena. Fin del partido, y del campeonato. Arusa aprobaba el examen de Caruso Lombardi, Shithead gritaba campeón en otra cancha, Fantasía se lamentaba y La Sinfónica era un periodista desesperado por una primicia. La noticia, lamentablemente y pese al esfuerzo realizado, era que el celeste jugaría la promoción.
Todo estuvo muy cerca. Tanto el campeonato de Fantasía, como la salvación de La Sinfónica. Todo se jugó en los últimos instantes de partido y fue el destino quien movió las piezas. Pero enfocándonos en los nuestros, pese al esfuerzo, al empuje y a un empate que significó un trabajo a medias, los demás no ayudaron. Seguramente La Sinfónica no jugará la promoción por culpa de que otros no ganaron. No. Acá no existe la eximición de responsabilidad y el plantel y el cuerpo técnico son los únicos responsables de la situación. Pero al ver la tabla final y dar cuenta de la estrechísima distancia entre todos, la sensación es que se dio hasta donde se pudo, pero que no alcanzó, aunque sabiendo que siempre se puede dar un poco más. Quizás con ese plus, (no en este partido precisamente), la historia hubiera terminado con otro final. Tarde para lamentarse, y temprano para analizar los puntos perdidos frente a Ultimatum o Rossonero. En poco tiempo habrá otro partido, quizá el más importante de todos los que La Sinfónica jugó hasta acá. No hay nervios, tampoco ansiedad. Sólo reina la tranquilidad de saber que con el espíritu que se jugó el sábado pasado y un poco más de fútbol, el celeste no debería tener problemas para quedarse en primera. Eso sí, aprovechen que el villano Canteli está de racha y anda con ganas de arruinar otra ilusión.
FIN.
El partido en números:
(En reserva: La Sinfónica 0 v. Fantasía 0)
1 comentario:
jajaj muy buena nota wallace, excelente.
me cague de risa cuando pusiste "intentaba preguntar en un díficil dialecto un ex-jugador del club" jajaj..ni que hablara tan mal jaja
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