La cátedra del Nacho

Alvarez Pizzo dio cátedra. Atajó un penal en el primer tiempo y se tapó todo en el segundo para aguantar el resultado. En un final infartante, Nico Quintana puso el 5 - 4 definitivo para que La Sinfónica le gane a Los Gedes y empiece el Clausura con el pie derecho.

Aun quedaban papeles picados por barrer. Los sandwichitos de miga todavía dormían con sus puntas levantadas, esperando que un alma caritativa los recoga o los tueste para acompañar un café con leche. Con las guirnaldas colgando y los restos del carnaval carioca dispersados por el suelo, los vestigios de los festejos por la permanencia aún estaban allí, inmunes al paso del tiempo. Pero justamente tiempo es lo que no hubo, y la fiesta tuvo que terminar temprano. Así, ya, sin licencias, La Sinfónica debió cambiar rápido de página y encarar el arranque de un nuevo torneo. Los Gedes sería el primer capítulo, otra vez un equipo de primera y sin esos (ahora) viejos fantasmas del descenso.
Ya sin Arusa en el banco (el DT interino fue Yodolfo Herrera) y sin La Furia Fernández (Excursionistas compró el 60% del pase), el celeste debía asumir la responsabilidad de reemplazar a una de sus máximas figuras. El resto, los mismos de siempre, que tan sólo siete días atrás dejaron la vida para quedarse en la categoría. Desde el inicio, La Sinfónica fue el mismo de siempre: pelota al piso y queriendo ser protagonista. Luego de algunas aproximaciones, el celeste encontró el primero de la mano de Anziano, quien tras un gran centro de Canteli, apareció sólo como nueve y con una linda definición la mandó a guardar para el 1 a 0. Sin reacción de Los Gedes, La Sinfónica continuó con el manejo de la pelota y la misma idea. En lo defensivo, el celeste esperaba recién en mitad de cancha, bien plantado con March y Casal en la última línea, detrás de Anziano, Torres y Herrera. Hasta allí llegaba el rival, con mucho toque de pelota en mitad de cancha pero sin profundidad de 3/4 hacia adelante. En una de esas sesiones de pases cortos, Canteli se avivó, robó una pelota en mitad de cancha y se fue derecho hacia el arquero rival, tocó por arriba del uno y definió con el arco a su merced. Dos a cero en 20', que parecía exagerado pero no injusto por la contundencia de La Sinfónica. Cuando el PT comenzaba a apagarse, los nubarrones oscuros acecharon el cielo de La Sinfónica. Por un lado, el pulmón del equipo, Cristian Torres, dejaba el terreno por una lesión muscular y en su reemplazo ingresaba Santiago Agejas. Minutos más tarde, el protagonismo dejó de ser de los nuestros y pasó a ser exclusivo del juez del partido. Después de no querer expulsar a un rival por una mano elocuente para cortar un mano a mano de Canteli (ya estaba amonestado, aunque era roja directa), sancionó un penal de March tan inexistente que ni los propios rivales se dieron cuenta que la falta era a favor suyo. En medio de las protestas, se logró escuchar un "Tranquilos que se lo atajo". Con la mirada fija en la pelota, el uno de La Sinfónica cerró con fuerza sus puños y amortiguó el remate que se desvió al córner. Alvarez Pizzo comenzaba a ser figura y a forjar un partido que lo iba a tener como uno de sus principales protagonistas.
Para el ST, La Sinfónica salió sin cambios y con la misma idea del PT. Con el partido controlado, La Sinfónica se confió y a puro error propio complicó el resultado. A los 10', Casal perdió su marca y el nueve rival que había ingresado hacía minutos, apareció sólo junto a Alvarez Pizzo y puso de cabeza el 1 - 2. A partir de allí, con la posibilidad del empate a flor de piel, Los Gedes se vinieron con todo sobre el arco del celeste. Alvarez Pizzo comenzaba a agigantarse, y el medio de La Sinfónica no encontraba respuesta. Afuera Canteli y adentro Quintana para darle más aire a un equipo que comenzaba a sentir el desgaste físico que significó el partido de la promoción. Cuando parecía que el 2 a 2 estaba destinado, Casal recibió de Herrera cerca del área rival, dejó tres hombres en el camino, ingresó en el área y tras el rebote en el arquero, apareció Nico Quintana para marcar el 3 a 1 tranquilizador. Wallace saldaba su error en el gol de Los Gedes con una lírica excursión por tierras enemigas que terminó en el tercero que debía ser la llave para temrinar de controlar el partido y manejarlo hasta el final. Nada de eso ocurrió, pues tras una desatención en un tiro libre de Los Gedes en mitad de cancha, un disparo que parecía no llevar peligro, se terminó colando en el primer palo de Alvarez Pizzo para otra vez descontar en el resultado. Anziano, que reemplazó a Torres como mediocampista central, sintió el desgaste y pedía el cambio. Herrera y Canteli ubicados en mitad de cancha se repartían la función de recuperar y lograr abastecer a Quintana que aparecía como único delantero. En una gran combinación entre estos tres, Herrera sacó un disparó razante, cruzado y bien colocado al palo lejano del uno que a contra pierna no pudo desviar ni evitar el 4 a 2. La Sinfónica respiraba otra vez y dependía de ella para no caer en el error anterior. Pero lo dijimos hace siete días: a este equipo le gusta sufrir. Otro error propio (otra vez de Casal que perdió una pelota en mitad de cancha), derivó en una contra del rival que terminó tocando hasta abajo del arco celeste para ponerle más suspenso al resultado. Casal, agotado, era reemplazado por Anziano. El reloj, olvidado ante tanta lluvia de goles, pisaba los 35'. Los Gedes buscaban el empate de todas formas y en una contra, Anziano y Agejas cortaron con falta y de ese tiro libre llegó lo que parecía inevitable. Tanto error propio y tanta impericia para controlar el resultado y la pelota, se termina pagando caro. Con un gran disparo, Los Gedes encontraban el milagroso 4 a 4 para sellar un partido electrizante. Los últimos cinco, tuvieron aún más. De contra, Herrera burló la marca y cuando se disponía a sentenciar al uno rival, reicbió una durísima falta desde atrás. Era roja para el rival pero Changuito no pudo con su genio y reaccionó con un empujón al agresor y lo que era roja para uno sólo terminó repartiéndose entre ambos. Los dos con uno menos y con más espacios, sigueron buscando el agónico 5to gol. Lo tuvo Los Gedes tras un centro milimétrico que cayó en la cabeza del Nº8 rival pero que Alvarez Pizzo sacó al córner con la tranquilidad de un artesano. Era palo y palo. Canteli y Quintana demostraron que se conocen a la perfección y construyeron todas las contras del celeste. En la primera, Quintana le ganaba en el mano a mano al arquero y ponía el 5to gol pero el árbitro otra vez quiso ser protagonista y lo anulaba, como para agregarle más suspenso al final. En la segunda, otra vez el blondo delantero se disponía a sentenciar al uno rival pero lo tuvieorn que bajar y Los Gedes se quedaban ahora con dos menos. La tercera fue la vencida para el otrora Meteoro, quien tras enganchar infinitamente, sacudió de derecha para el agónico 5 a 4 final. Otra vez, sufriendo, La Sinfónica encontraba el triunfo.
Durísimo partido. Desde lo físico, el roce y el resultado. Frente a un rival que no se pareció en nada al del torneo anterior y resultó ser mucho más parejo de lo que se pensaba, La Sinfónica supo sobreponerse a la falta de fútbol que siginifica la ausencia de La Furia Fernández y entendió cuándo hubo que dejar de jugar para comenzar a luchar. "Esto es La Sinfónica" reza la bandera que siempre acompaña al equipo. Esto será La Sinfónica durante todo el campeonato. Sufrirá más de la cuenta, intentará jugar cuando le sea posible pero por sobre todas las cosas, luchará. La lección debe estar por demás aprendida, y errores como los que tuvo en el ST frente a Los Gedes está claro que en esta categoría se pagan caro. El celeste pagó con la promoción en el torneo pasado y casi lo paga también durante ese partido repechaje. Seguramente vendrán refuerzos que le agregarán recambio en el juego y en lo físico, pero más allá de los nombres, la actitud deberá seguir siendo ésta. La cuestión será la de minimizar los errores y no jugar tanto con los corazones vitalicios que vienen enfermandose cada vez más, con una Sinfónica que viene terminando los partidos al límite, y haciendo que su arquero siga dando cátedra.
FIN.