...que La Sinfo te roba la punta. Con goles de Anziano, Quintana y Alonso, venció por 3 a 1 a Rossonero y le arrebató el liderazgo del torneo. Con 9 unidades, está a sólo seis del objetivo y se anima a soñar.
Las luces de los flashes se habían apagado hace siete días. Esa fama esporádica que vivió La Sinfónica el sábado anterior ante Iveco ya era cosa del pasado. De vuelta a la normalidad del anonimato, el celeste debía volver al amateurismo y encarrilar el rumbo que venía trayendo hasta el último partido. Otro gran rival sería el obstáculo, esta vez Rossonero, el puntero del campeonato, invicto y que tanto costó el torneo anterior. Con un equipo casi idéntico al que cayó frente a Iveco, sin Vacaro y con la vuelta de Alvarez Pizzo a su arco, La Sinfónica buscaría robarle la punta del torneo y por qué no, quedársela.
No fue nada fácil. El 3 a 1 quizá distraiga y no refleje a las claras lo que le costó a La Sinfónica llevarse un resultado que, así como al final del torneo se recordará con saldo negativo el 2 - 3 del sábado anterior frente a Iveco, éste será más que positivo. Desde los minutos iniciales el dueño, amo y señor de la pelota fue Rossonero. Hacía rato que a La Sinfónica no le quitaban de tal manera el balón y no lo dejaban hacer su juego. Con un March errático en el fondo, un Anziano impreciso, un medio con Quintana y Casal que no encontraba la pelota y un Canteli cual llanero solitario, eran los de blanco los que buscaban quebrar el cero. A pesar de ello, los guantes de Alvarez Pizzo permanecían puros, como recién sacados del lavarropas, pues los ataques de Rossonero morían en centros sin destino o se esfumaban ante la humanidad de Santiago Agejas, el único que parecía estar en sintonía desde el principio. Pasados los 10', La Sinfónica pareció acordarse que había un partido de fútbol delante. Una linda combinación entre Quintana, Canteli y Anziano, terminó con un disparo de éste último que se fue desviado. Tras esa y de contra, Anziano aceitó la puntería y luego de recibir un lindo pase de Quintana apareció como wing derecho y definió como el Conejo Saviola es sus tiempos mozos. Era 1 a 0 para los de celeste y hay que decirlo, totalmente injusto. La Sinfónica había hecho muy poco para estar arriba, y casi nunca durante esa primera parte logró justificar en el juego ese pícaro 1 a 0. Casi, porque sobre el final del PT tuvo tres claritas para estirar aún más la injusticia. Primero lo tuvo Casal cuando logró quedar mano a mano y no pudo eludir al arquero; más tarde otro mano a mano, pero esta vez de Juan Anziano, quien quedó cara a cara con el uno rival luego de un taco magistral de Canteli pero que el de Ramallo dilapidó vilmente como se caían los yengas de Sofovich; sobre el final y casi en la última Quintana apiló a tres y a todo motor encaró a pura velocidad y cuando su derechazo parecía letal, la pelota se le levantó levemente y la mandó por encima del travesaño.
Para el ST, el partido se tornó celeste. No sólo se despejó el cielo de Tortugas, sino que La Sinfónica volvió a ser La Sinfónica y desde el primer minuto buscó argumentar la diferencia y lograr el segundo gol tranquilizador. De la mano de Nico Quintana, de un Casal que entendió a qué jugar, un March que se contagió de Agejas y un Anziano que se multiplicaba por mil, La Sinfónica contó con inumerables ocasiones y el uno rival comenzó a ser figura. En el mejor momento del Pendejo Agejas, salió reemplazado y en su lugar ingresaba Agustín Manfredi, que lejos del flojo nivel que se le vió en el partido anterior, volvió a ser el que todos conocimos. En una de esas tantas que tuvo La Sinfónica, Nico Quintana, al borde del fastidio por tanto yerro, recibió una bola perdida en la defensa de Rossonero, encaró y definió de derecha al palo izquierdo del arquero. El resultado marcaba un 2 a 0, y así como dijimos que era injusto el gol de Anziano, este de Quintana marcaba la diferencia que el celeste había generado durante ese buen arranque del segundo tiempo. Los dos tantos que separaban a uno y otro no eran una exageración. Sin escalas, desde el mismo festejo de gol Quintana se iba derecho hacia el banco de los relevos, porque era el turno de Betito Alonso. Asegurar el resultado y mantener el dominio de la pelota, parecía ser la idea del celeste. Casal, cansado, se iba reemplazado pero antes tuvo otra para el 3 a 0 tras una linda pared con Canteli y que el uno rival terminó volando para sacarla por arriba del travesaño. Con Agejas otra vez en cancha, más Manfredi y Alonso, el celeste puso la cola atrás y apostaba a alguna contra. Aún así, Rossonero era pura impotencia, tanto que la imagen del ST de los de blanco fueron los tres saques de arco que se fueron por la línea de banda que defendía Alvarez Pizzo. Sin ideas, con peleas internas y casi resignado a la derrota, Rossonero se encontró con una desatención en el fondo del celeste y se puso 1 - 2. Casi sin quererlo y para poner esa habitual cuota de sufrimiento que La Sinfónica le agrega a los finales de cada partido, el celeste se complicaba y condimentaba con agonía esos últimos minutos, que si bien no eran muchos, se prolongaron por demás debido a los múltiples calambres y lesiones que comenzaron a aparecer en los nuestros. Primero fue Anziano con un calambre, luego una fea lesión de Agejas que preocupó a todos y finalmente Anziano de nuevo con otro calambre, demostrando que sus piernas son propias de un humano y que también se cansa. Tras las interrumpciones, Rossonero fue en malón a buscar el agónico empate y tras perder la pelota en mitad de cancha, Betito Alonso comandó una contra y la terminó como los que saben definiendo con justeza para el 3 a 1 final. Fin del partido y victoria del celeste.
Sin mucho brillo, ni tanto alarde. Sin juego vistoso, ni grandes goleadas. Con lo justo, con el oberol puesto y a pura humildad. Sin los lujos de otros ni la atención del resto. Allá, en la cancha del fondo, la que nadie ni siquiera se acerca. A las diez de la mañana o a las tres de la tarde. Tan desapercibida anda esta Sinfónica, que entre tanto entretenimiento que genera Don Bosco, casi nadie se percató que el puntero del torneo viste (otra vez) de celeste. Como hace dos fechas, cuando Iveco lo dejaba sin el liderato, se recuperó, y sin que nadie lo note, le robó la punta a Rossonero y se ubicó sola, sigilosa y en silencio, en la cima del torneo. Que sigan mirando a otros. Mientras, La Sinfónica lidera.
FIN.
Fuerza Chango! Te seguimos esperando, pero ahora del lado de adentro.

No fue nada fácil. El 3 a 1 quizá distraiga y no refleje a las claras lo que le costó a La Sinfónica llevarse un resultado que, así como al final del torneo se recordará con saldo negativo el 2 - 3 del sábado anterior frente a Iveco, éste será más que positivo. Desde los minutos iniciales el dueño, amo y señor de la pelota fue Rossonero. Hacía rato que a La Sinfónica no le quitaban de tal manera el balón y no lo dejaban hacer su juego. Con un March errático en el fondo, un Anziano impreciso, un medio con Quintana y Casal que no encontraba la pelota y un Canteli cual llanero solitario, eran los de blanco los que buscaban quebrar el cero. A pesar de ello, los guantes de Alvarez Pizzo permanecían puros, como recién sacados del lavarropas, pues los ataques de Rossonero morían en centros sin destino o se esfumaban ante la humanidad de Santiago Agejas, el único que parecía estar en sintonía desde el principio. Pasados los 10', La Sinfónica pareció acordarse que había un partido de fútbol delante. Una linda combinación entre Quintana, Canteli y Anziano, terminó con un disparo de éste último que se fue desviado. Tras esa y de contra, Anziano aceitó la puntería y luego de recibir un lindo pase de Quintana apareció como wing derecho y definió como el Conejo Saviola es sus tiempos mozos. Era 1 a 0 para los de celeste y hay que decirlo, totalmente injusto. La Sinfónica había hecho muy poco para estar arriba, y casi nunca durante esa primera parte logró justificar en el juego ese pícaro 1 a 0. Casi, porque sobre el final del PT tuvo tres claritas para estirar aún más la injusticia. Primero lo tuvo Casal cuando logró quedar mano a mano y no pudo eludir al arquero; más tarde otro mano a mano, pero esta vez de Juan Anziano, quien quedó cara a cara con el uno rival luego de un taco magistral de Canteli pero que el de Ramallo dilapidó vilmente como se caían los yengas de Sofovich; sobre el final y casi en la última Quintana apiló a tres y a todo motor encaró a pura velocidad y cuando su derechazo parecía letal, la pelota se le levantó levemente y la mandó por encima del travesaño.
Para el ST, el partido se tornó celeste. No sólo se despejó el cielo de Tortugas, sino que La Sinfónica volvió a ser La Sinfónica y desde el primer minuto buscó argumentar la diferencia y lograr el segundo gol tranquilizador. De la mano de Nico Quintana, de un Casal que entendió a qué jugar, un March que se contagió de Agejas y un Anziano que se multiplicaba por mil, La Sinfónica contó con inumerables ocasiones y el uno rival comenzó a ser figura. En el mejor momento del Pendejo Agejas, salió reemplazado y en su lugar ingresaba Agustín Manfredi, que lejos del flojo nivel que se le vió en el partido anterior, volvió a ser el que todos conocimos. En una de esas tantas que tuvo La Sinfónica, Nico Quintana, al borde del fastidio por tanto yerro, recibió una bola perdida en la defensa de Rossonero, encaró y definió de derecha al palo izquierdo del arquero. El resultado marcaba un 2 a 0, y así como dijimos que era injusto el gol de Anziano, este de Quintana marcaba la diferencia que el celeste había generado durante ese buen arranque del segundo tiempo. Los dos tantos que separaban a uno y otro no eran una exageración. Sin escalas, desde el mismo festejo de gol Quintana se iba derecho hacia el banco de los relevos, porque era el turno de Betito Alonso. Asegurar el resultado y mantener el dominio de la pelota, parecía ser la idea del celeste. Casal, cansado, se iba reemplazado pero antes tuvo otra para el 3 a 0 tras una linda pared con Canteli y que el uno rival terminó volando para sacarla por arriba del travesaño. Con Agejas otra vez en cancha, más Manfredi y Alonso, el celeste puso la cola atrás y apostaba a alguna contra. Aún así, Rossonero era pura impotencia, tanto que la imagen del ST de los de blanco fueron los tres saques de arco que se fueron por la línea de banda que defendía Alvarez Pizzo. Sin ideas, con peleas internas y casi resignado a la derrota, Rossonero se encontró con una desatención en el fondo del celeste y se puso 1 - 2. Casi sin quererlo y para poner esa habitual cuota de sufrimiento que La Sinfónica le agrega a los finales de cada partido, el celeste se complicaba y condimentaba con agonía esos últimos minutos, que si bien no eran muchos, se prolongaron por demás debido a los múltiples calambres y lesiones que comenzaron a aparecer en los nuestros. Primero fue Anziano con un calambre, luego una fea lesión de Agejas que preocupó a todos y finalmente Anziano de nuevo con otro calambre, demostrando que sus piernas son propias de un humano y que también se cansa. Tras las interrumpciones, Rossonero fue en malón a buscar el agónico empate y tras perder la pelota en mitad de cancha, Betito Alonso comandó una contra y la terminó como los que saben definiendo con justeza para el 3 a 1 final. Fin del partido y victoria del celeste.
Sin mucho brillo, ni tanto alarde. Sin juego vistoso, ni grandes goleadas. Con lo justo, con el oberol puesto y a pura humildad. Sin los lujos de otros ni la atención del resto. Allá, en la cancha del fondo, la que nadie ni siquiera se acerca. A las diez de la mañana o a las tres de la tarde. Tan desapercibida anda esta Sinfónica, que entre tanto entretenimiento que genera Don Bosco, casi nadie se percató que el puntero del torneo viste (otra vez) de celeste. Como hace dos fechas, cuando Iveco lo dejaba sin el liderato, se recuperó, y sin que nadie lo note, le robó la punta a Rossonero y se ubicó sola, sigilosa y en silencio, en la cima del torneo. Que sigan mirando a otros. Mientras, La Sinfónica lidera.
FIN.
Fuerza Chango! Te seguimos esperando, pero ahora del lado de adentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario