Conquistó lo que vino a buscar. Tras lo que no pudo ser en NorthChamp, el objetivo de la vuelta a Areia era salir campeón nuevamente en la Zona B y repetir en la A, viejo anhelo de los más experimentados y cuenta pendiente del club. Con el objetivo claro y concreto disputó cada uno de los partidos, conociendo las limitaciones pero entendiendo que lo planteado era más que alcanzable.
Armó un equipo de amigos, como nunca. A la vieja guardia, se sumaron nuevos nombres pero viejos conocidos, tipos con un pasado lasallano en común como Ramón Ródenas más el Rasta, que a estas alturas parece haber estado desde siempre. Con esa premisa, bancó las malas y aprovechó las buenas, entendiendo que entre amigos todo llena mucho más.
Mantuvo la calma ante todo obstáculo. A la tempranera lesión de un puntal de La Sinfo como Cristian Torres, se arregló con lo que tenía a mano para paliar tremendo vacío. Más tarde, el escándalo en aquel fatídico empate frente a Te Lo Juro Por Las Nenas se cobraba dos víctimas más y ya eran tres los soldados que se quedaban a mitad de camino.
Perseveró con la misma idea futbolística durante todo el torneo, aún con ausencias importantes como las de Emilio Herrera y Julián Santamarina. Pelota al pie, buen juego y una contundencia tremenda arriba logrando marcar más de tres goles en todos los partidos disputados, salvo en el único que fue derrota, frente a Mondongo, donde convirtió dos.
Entendió que cuando no se podía jugar, había que sacar el plus que cada uno tiene adentro, y así alcanzó el empate frente a Te Lo Juro Por Las Nenas, aguantó la igualdad frente al durísimo Avaí con dos hombres menos, y sacó pecho el último sábado cuando los premios y las copas se estaban yendo a la cancha del fondo.
Oyó obediente las voces del técnico Gonzalo Daud en la previa de los partidos, y las decisiones durante los encuentros. También escuchó y se convenció de las del capitán en las arengas previas o en los momentos de vértigo dentro de la cancha. El oír es una virtud, que todos tienen pero pocos practican.
Nunca estuvo sola. El último sábado La Sinfónica demostró que es más que cierto eso que este es un equipo de fútbol y de amigos. Que a un equipo amateur lo acompañen más de 30 personas cuando el termómetro se derretía, que festejen junto a los jugadores como lo hicieron, ver caras de amigos que han sabido jugar con nosotros pero que por diferentes motivos hoy ya no lo hacen, que se sientan parte y que te demuestren cariño con el sólo hecho de estar, es sinónimo de que algo hicimos bien y que vamos por buen camino: jugando al fútbol, y siempre entre amigos, tanto dentro como fuera de la cancha.
Podemos gastar mucha más tinta resumiendo este torneo y en especial la hermosa tarde que vivimos el pasado sábado. Podemos describir mil virtudes y otros tantos defectos, pero tardaríamos páginas enteras y no es la idea de la sección. Palabras más, palabras menos, las iniciales de cada párrafo de arriba describen con la precisión de un cirujano, la gran virtud de este equipo de amigos.
Salud campeón.
Podemos gastar mucha más tinta resumiendo este torneo y en especial la hermosa tarde que vivimos el pasado sábado. Podemos describir mil virtudes y otros tantos defectos, pero tardaríamos páginas enteras y no es la idea de la sección. Palabras más, palabras menos, las iniciales de cada párrafo de arriba describen con la precisión de un cirujano, la gran virtud de este equipo de amigos.
Salud campeón.
Uno x uno
- Pablo Pittera: gran final. Una de las figuras, muy seguro y voz de mando para ordenar a los nuestros en los momentos en que los nervios ganaban por goleada. Saca el 2-3 a favor del rival que hubiese sentenciado derrota. Con la atajada del campeonato, terminó siendo uno de los mas emocionados. Gran torneo, mucho más valioso si recordamos que atajó lesionado los últimos partidos.
- Facundo March: Tuvo que lidiar con esos cracks de inferiores que suelen aparecer por Areia. Con la chapa de la experiencia y aprovechando su físico se lo fue comiendo de a poco hasta que desapareció. Otro que cerró un gran año, yendo de menor a mayor y encima con un gol. Su última amarilla ya cumplió tres partidos, en un claro cambio de actitud. Ojalá lo mantenga.
- Guillermo Casal: el gran capitán. La figura y no hace falta explicar por qué: hizo el gol del campeonato, o mejor dicho el go-la-zo, que desató la locura de toda la gente que fue a acompañar. Para colmo también hizo el quinto. De partido correcto, siempre se mantuvo en calma y supo llevar esa tranquilidad al resto de sus compañeros. Muy buen torneo, siendo el jugador que siempre rinde, y el más regular. Gracias capitán, eras el más indicado para coronar esta fiesta. Gracias crack.
- Ignacio Alvarez Pizzo: si el gol de Casal fue el gol del campeonato, el suyo está dentro de los tres goles más importantes del campeonato, en un momento donde La Sinfónica se encontraba 0-1 y había nervios por doquier. Quintana lo deja sólo para que Alvarez Pizzo clave un zurdazo de que esos que hacen historia y ponga rápidamente la igualdad para no caer en la desesperación. Firme abajo y mucho huevo. Terminó redondeando un gran campeonato y tapando muchas bocas.
- Juan Anziano: su mejor campeonato por lejos, superando ampliamente a su mejor versión allá por el 2009 cuando La Sinfo conseguía su primer titulo. Con el mejor promedio del plantel, hizo olvidar a Torres con lo que eso significa. De excelente torneo, el sábado no tuvo su mejor actuación pero siempre fue para adelante y lo dejó todo.
- Nicolás Quintana: el mejor jugador del torneo por escándalo. Con asistencia perfecta, desequilibró en todos los partidos que disputó, marcando 14 goles en diez encuentros y algunos de ellos, para enmarcar. Pese a las expulsiones, siempre estuvo metido con el equipo, y al fin pudo saldar esa cuenta pendiente de ser campeón con el club de sus amores. El sábado, un gol y cinco asistencias. Gracias animal, La Sinfónica no es lo mismo sin vos.
- Federico Canteli: el goleador. Arrancó flojo el campeonato, pero terminó siendo como siempre una de las figuras del torneo. Entendió que no servía como estaba, dio vuelta la página y se metió de lleno para sumar. Pese a que este torneo terminó secundando a Quintana en la tabla de goleadores, la estadística de Canteli es tremenda: tiene más goles que partidos. En este torneo le agregó más voluntad a la hora de marcar cumpliendo con altura.
En el partido no pesó, apenas un buen cabezazo. Gracias goleador por sobreponerte y dejar todo por tu equipo.
- Juan Carrasco: entró bárbaro, corriéndose absolutamente todo. Tuvo varias situaciones para convertir pero falló en la decisión final. Jugó poco este campeonato pero sin dudas fue uno más. Se merecía este titulo tanto o más que el resto por ser uno de los más perjudicados a la hora de cambiar de torneo. Gracias Chipi, sos un gran campeón y esperemos que te quedes a vivir en La Sinfónica, tu club.
- Ramón Ródenas: su llegada fue un regalo para el plantel. Un señor con todas las letras, siendo siempre uno más, pese a nunca ser titular. Nunca una queja, alentó siempre y cada que vez que Daud lo puso respondió con fútbol y actitud. Con un par de goles, fue el toque de primera que necesitaba La Sinfónica a la hora de jugar. En el partido, tuvo un gran desempeño y se dio el gusto de dar el gol de la tranquilidad. Gracias Ramón por estar, alentar, jugar y bancar. No te vayas nunca...
- Cristian Torres: por fin volvió. Se dio el gusto de al menos jugar unos minutos y sentirse parte del festejo. Entró cuando el partido necesitaba marca en el medio y cumplió. Ahora que vuelva el Crastan de siempre.
- Emilio Herrera: tuvo su mejor versión futbolista desde que llegó al club, inclusive mejor que en el 2009. Tuvo la mala fortuna de perderse los últimos encuentros por cuestiones ajenas a lo deportivo, sin embargo bancó desde afuera, alentando a sus compañeros y no perdiéndose un sólo partido.
- Julián Santamarina: rindió donde lo pusieron. Daud lo utilizó como último hombre en reemplazo de March, y como lateral por izquierda, cumpliendo en ambos puestos. Al igual que Herrera se perdió los últimos partidos por las mismas causas, pero nunca falló, y siempre dijo presente al costado de la cancha, transformándose en un técnico más. El penal que fabrica en el partido contra “Te Lo Juro Por Las Nenas” le termina dando el punto con el que La Sinfónica sale campeón.
- Agustín Manfredi: un tipo que en la semana de los festejos la pasa en el hospital por haberlo dejado todo, no tiene más explicación. Su juego lo dejó sin un hombro, pero no sería él si no rindiese con ese nivel de exigencia. Un amigo, de esos que siempre están cuando se los necesita, y este torneo, con las ausencias obligadas, no fue la excepción. Gracias Pitu, por estar.
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