La conch* de La Hermana

En un partido mentiroso, La Sinfónica perdió por 4 a 1 frente a La Hermana en lo que fue su primer derrota en el campeonato. A pesar de tener la pelota todo el partido, nunca supo cómo entrarle a una nutrida defensa y lo perdió de contra. El celeste le dijo chau al invicto.

Se sabe, una derrota siempre duele. Mucho más en el seno de un equipo que no busca otra que salir campeón. Pero la herida arde mucho más cuando se pierde un partido en el que por lo hecho en la cancha, es evidente que se podía ganar y que irse con un 1-4 es totalmente ficticio. Pero esto es fútbol y no siempre gana el que lo merece o el que busca hacerlo. Por eso, la resignación es grande por estas horas en el celeste y la bronca es mucha. Más allá de perder el invicto, también se quedó con las ganas de alcanzar la punta frente a un rival directo. Todo junto.
El partido se presentaba difícil de antemano. Se esperaba uno de esos encuentros de ida y vuelta en los que los arqueros serían grandes responsables del futuro resultado. Nada de eso ocurrió. Desde el inicio del partido, La Hermana se plantó como lo haría hasta el final. Bien metido atrás, parado de contra y con un sólo punta para aguantar la pelota entre los defensores de La Sinfónica. La iniciativa y el manejo de la pelota, quedarían para los nuestros. Y allí estuvo la clave del partido: La Sinfónica nunca supo qué hacer con todo eso. Como cuando uno era un gurrumín de 8 años y la abuela bondadosa te regalaba dinero para tu cumpleaños. Las opciones para la inversión se multiplicaban por mil sin saber cuál era la mejor, y te terminabas comprando ese juguete totalmente innecesario e intrascendente.
A los 5' el primer gol. Pelotazo (el primero de los varios) al 9 grandote que la aguantó, se dio vuelta y la puso en un ángulo. Así de fácil La Hermana se ponía 0-1, sin haber hecho nada. El resto del primer tiempo, lo conocido. La Sinfónica teniendo la pelota pero con una Furia Fernández apagada y un Fede Canteli sin compañía arriba se quedaba sin ideas creativas como para quebrar el muro defensivo de La Hermana. En el medio, un Casal que hizo un surco por derecha toda la tarde, pero que no se animó ni pudo crear peligro, un Vaccaro que por izquierda luchó más de lo que jugó y un Pérez Bacchi, que a pesar de los silbidos de algunos cuando tocaba la pelota (ver Aparte), fue un león en el medio para correr a todos y para ser el centro de gravedad de este equipo, haciendo que todas las pelotas pasen por él. En el segundo, la cosa cambió un poco, pero para peor. Entraron Crastan Torres y Emilio Lúquez para crear más juego y darle esa creatividad que faltaba, pero nada de eso ocurrió. A los 5' nomás llegó el 0-2 tras un descuido en el fondo después de un lateral. La historia se hacía más cuesta arriba. A los 10', Facu March inventó un penal en el área que el árbitro compró y que Fede Canteli canjeó por gol. Era el 1-2 y la esperanza. La vuelta de Nico Quintana era lo que pedía el partido, pues era el momento ideal. Así, La Sinfónica se la jugó con los cambios y puso en cancha a Fernández, Lúquez, Canteli y Quintana pero terminó chocando con la defensa rival como toda la tarde. Jugadísimo en el ataque y desguarnecido atrás, el celeste lo perdió en dos contras y 1-4. Partido sellado.
Si bien no mereció cuatro goles en contra, hay que reconocer que La Sinfónica no jugó bien. Nunca supo cómo quebrar una defensa numerosa, ni frenar las cuatro o cinco contras que tuvo el rival. Una derrota dura y que invita a la recapacitación y a corregir errores. Desde la primer fecha, este equipo se calzó el traje de candidatos y el resto lo sabe, por lo que planteos como los del sábado seguramente volverán a aparecer. Será responsabilidad de La Sinfónica hacerle honor a su traje y seguir apuntándole al campeonato. Ya sin invicto, es cierto, pero se sabe, el campeón es el único que calla las estadísticas.




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