
Son versiones, obviamente. Nadie nos lo quiso confirmar, e incluso todo fue desmentido por el plantel y el cuerpo técnico cuando como era de esperar, la prensa transformó sus micrófonos en cañones para abordar exlusivamente este tema. Tema que por cierto, fue motivo de charla en cada bar, en esquinas, en la reunión de amigos de los sábados y hasta en la misma oficina, entre fotocopia y fotocopia durante todos estos días. Los jugadores tampoco estuvieron ajenos a las opiniones, y aunque sea como actores de reparto y minimizando los hechos, se metieron en la novela March-Quintana a la salida del entrenamiento del viernes pasado. Uno de los que habló fue Federico Canteli, quien dijo: “Esto se desvirtuó demasiado. Son cosas que pasan en una cancha de fútbol y mueren ahí. Facu y Nico son amigos de toda la vida y no se van a estar peleando por esta boludeces justo ahora que todos estamos trabajando duro para que el torneo que viene podamos darle una alegira a la gente”. Guille Vaccaro también opinó y molesto ante la pregunta, contestó: “Muchachos a ver si se preocupan más por cosas realmente importantes y no por estas boludeces. Ustedes mismos vieron que Nicolás y Facundo se llevan bárbaro y que no están peleados. Son cosas del fútbol que mueren ahí en la cancha. Se habló demasiado asique les pido basta porque estas cosas son las que hacen mal al club y al plantel. Facu y Nico son dos personas extraordinarias. Guillermo Casal fue el otro que opinó, desde la ventanilla de su camioneta retro VW '80: “Esto es simple muchahos, acá todos estamos trabajando para que La Sinfónica salga adelante. Despúes de hacer un torneo mediocre y de no cumplirle a la gente, ¿ustedes piensan que nosotros estamos para estas cosas? Por favor, nos estamos rompiendo el culo en la semana para salir adalente asi que no nos vamos a quedar con las pelotudeces que dicen ustedes.. Acá no pasa nada y se acabó."
El capítulo no hubiera estado completo sin las declaraciones de los dos protagonistas de esta historia novelezca. Bolso en mano, cabello húmedo y gafas al tono con la campera, Nico Quintana buscó eludir la guardia periodística pero no pudo. La charla al pasar al menos con los periodistas era inevitable. Aunque medido, también se sumó al descrédito de la palabra del periodismo que hicieron sus compañeros antes, como si se hubieran puesto de acuerdo en el vestuario: “Ustedes inventaron cualquier cosa. Con Facu está todo más que bien. Es mi amigo y no me voy pelear con él porque algún pelotudo le gusta decir pavadas. Fue una discusión más como la tengo con cualquiera en cada partido. Yo sé que no son todos los que dicen estas cosas, pero como vende lo siguen. Ya está chicos, no pasa nada.” El aire fresco de Las Leñas lo esperaba para despejarse y recuperarse del asedio mediático. Faltaba el otro protagonista. Diez minutos más tarde su rival de turno, Facundo March con sus clásicos pantalones pescadores, peinado con cresta y cigarrillo en mano encaró directamente a los periodistas: “Ustedes me hacen reir... Dicen cada cosa que me hacen reir de verdad. No pasa nada con Nico. Está todo perfecto. Yo me llevo 10 puntos con él. Es una de las personas que más quiero en el club y fue una discusión más de un partido de fútbol. La tuve con Nico como la tuve con Willy, con Guille, con Fede... Ustedes me conocen, soy de carácter fuerte, temperamental, pero siempre muere ahí en el partido… Ya pasó. Les doy un consejo: dejen de hablar boludeces porque así no ayudan a La Sinfónica ni a nadie. Así que aclarado el tema, chau felicidades."
Rumores que trascienden. Rumores desmentidos. Mismo discurso para todos. Peleas públicas dentro de la cancha y gritos dentro del vestuario. Algo pasó aunque no lo quieran contar. Halcones y palomas, Sorínes y Verones, Riquelmes y Palermos... ¿Marchs y Quintanas? Por el bien de todos, esperemos que no y creámosles a los jugadores.
FIN.
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