¡Hazaña del celeste! Salió a la cancha con la obligación de ganar por diferencia de nueve, goleó a Volando Deluxe 13 a 2 con una ráfaga de goles en los últimos 10' y le escapó a la promoción definitivamente. Ah, como si faltara algo 'el Pájaro' Canteli llegó a los 100 tantos con la camiseta de La Sinfónica. Un sábado de primera.
Si algún mago se pasaba por Tortugas horas antes del partido y dejaba un papel donde dijese todo lo que le ocurrió a La Sinfónica el último sábado frente a Volando, hubiéramos largado en risas. Convertir 13 tantos, en la goleada más grande en la historia del club, que Canteli llegue a la tan ansiada centena y que los últimos goles que se necesitaban lleguen de manera agónica en el tramo final del partido no eran situaciones que el hincha de La Sinfo creía posibles, aunque sí las soñara.
No hay mucho que explicar en un partido con tanta diferencia en el resultado. Sólo limitarse a describir los quince goles con Quintana y Canteli como protagonistas principales, repartiéndose un tiempo cada uno. Canteli fue quien tomó la iniciativa en un primer tiempo vertiginoso, en el que convirtió sus tres tantos y que lo colocaron en el eselecto grupo de los que llegaron a la centena de goles. Tras la apertura del marcador a manos de Nico Quintana con una linda definición, el 'Pájaro' pescó un rebote para anotar el primero, definió con clase en un mano a mano para el 3 a 0 y tras una exquisitez de Torres y el descuento de Volando Deluxe, el goleador celeste clavó una volea perfecta desde afuera del área para el 5 a 1 y llegar a la cifra soñada. Una ráfaga de goles en 25' que ilusionaron a La Sinfónica y regó de confianza a un plantel que, aunque difícil, el panorama ya tenía cinco pasos menos. Si pudo hacer cinco en ese primer tiempo, cómo no poder la misma cantidad en el segundo y soñar con el milagro.
Para la segunda mitad, apareció La Furia Fernández, en reemplazo de un agotado Nico Quintana, que hizo las veces de volante colaborando con Anziano y siendo además, con Canteli, las principales armas ofensivas del celeste. Tras 15' en los que los goles no aparecían y para peor no se generaban situaciones, ingresaba Emilio Lúquez para darle más juego a una Furia Fernández, hasta allí, apagada. Con el ingreso del 'Negro', el celeste cambió por completo. Antes de los 5' en cancha, el propio Emo Lúquez recibió de Fernández y definió para aumentar a cinco la diferencia y acortar la brecha. Con más fútbol y ahora con el reloj como rival, La Sinfónica dejaba espacios en el fondo y era todo ataque. Anziano y March quedaron como únicos defensores, Torres como mediocampista central y Lúquez (reemplazó a Agejas), Fernández y Canteli para convertir los goles y quedarse en primera. Canteli, cansado, dejaba su lugar para el reingreso de un Quintana con aire nuevo y a punto de convertirse en la figura del partido. Junto a Quintana, se dió uno de los regresos más esperados. Otro pedazo de la historia del club volvía a las canchas como para que la fiesta sea completa: Willy Casal se calzaba otra vez los cortos tras casi dos meses de ausencias por un esguince de tobillo que se complicó con presencia de líquido en la zona, ingresaba en reemplazo de Anziano, acalambrado. Con Quintana otra vez en cancha, y más peligroso que en el primer tiempo, La Sinfónica fue una tromba de mitad de cancha hacia adelante. La Furia Fernández convertía el primero de sus tantos y enseguida Nico Quintana convertía otro para acortar la distancia a sólo dos tantos. Con espacios, y con March casi como único defensor, Volando Deluxe comenzó a responder pero fallaba en la definición hasta que tras un córner a favor, un sablazo de afuera del área hacía estéril la estirada de Arusa y ponía el 2 - 8 y estiraba a tres los tantos que debía hacer el celeste. Era una patada a la moral de un plantel que remaba contra el tiempo, pues el reloj ya pisaba los 30'. Lejos de achicarse ni de desmoronarse, el celeste mostró lo mejor de la tarde, con Nico Quintana y Emilio Lúquez como abanderados principales de la remontada. La Furia Fernández descontaba tras una buena jugada de Willy Casal y de inmediato otra vez Nico Quintana, de penal, ponía el 10mo. La Sinfónica quedaba a sólo uno de la hazaña y fue Fernández, quien como en el 2009 frente a Olín en la última jugada de partido hizo el gol del ascenso, esta vez convirtió el tan ansiado gol que sacaba al celeste de la promoción. Colosal, heroico. Un grito que parecieron mil, escupiendo la angustia de todo un semestre y que demostró a todos que La Sinfónica estaba viva, y en primera. Tras el gol de La Furia quedaría tiempo para otro tanto de Quintana, y despejar cualquier fantasma, los cuales parecieron colarse en el ángulo de Arusa, minutos después del grito de Fernández, cuando tras una atajada del uno del celeste en su despedida oficial (Ver "La última función"), la pelota pareció caminar sobre la unión de palo y travesaño ante la atónita mirada de todos. Con el 13 a 2 consumado, llegó el pitido final del árbitro que confirmaba que La Sinfónica es de primera.
"Quien te dice, esos dos goles de Quintana terminen siendo los goles del campeonato". Hace siete días, el blog publicaba un vaticinio que surgía como consecuencia de la mini remontada frente a Don Bosco, con el partido definido y un duro 1-7. Esos goles de Quintana sobre el final, demostrando que no estaba muerto como el título del Olé de esa semana, comenzaron a gestar lo del último sábado. La Sinfónica tiene mil vidas. Cuantas veces no hemos destacado las resucitaciones de un equipo que, con limitaciones técnicas, saca el empuje para estirar la agonía y en varias, dar vuelta la situación. El sábado último, asistimos a otra función de esas, donde La Sinfónica eligió esperar los últimos 10' del torneo para verse salvado de la promoción, a la que alcanzó luego de un comienzo de campeonato donde el descenso directo aparecía como único faro al final del camino. Eso es La Sinfónica. Sufrir de más, siempre al límite y con el agua tapando las narices para encontrar ese plus de cada uno de los integrantes de este plantel. De nada sirve pedir que despierte antes. El sufrir parece estar arraigado en el ADN propio del club, y no sería La Sinfónica si no se sufriese. Un cóctel peligroso pero divertido, que le da adrenalina a un equipo que conoce sus falencias pero que explota su lado heroico motivados por un amor propio envidiable. Habrá que acostumbrarse a sufrir, porque todo eso es La Sinfónica.
Felicitaciones a todo el plantel y a corregir para lo que viene.
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